Monóxido de carbono: cuidados a tener en cuenta

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El monóxido de carbono es un gas muy tóxico que puede causar la muerte. No tiene olor, color, sabor, no irrita los ojos o nariz, ni causa tos, por lo que no nos damos cuenta de su presencia en el aire. Todo artefacto (como una estufa, calefón, cocina o braseros) que se usa para quemar algún combustible (gas, carbón, leña, madera, kerosene, entre otros) puede producir monóxido de carbono en un ambiente cerrado con insuficiente cantidad de oxígeno.


¿Qué síntomas produce el monóxido de carbono?

Los síntomas pueden ser diferentes en cada persona y aparecer de a uno o varios a la vez. Dolor de cabeza, mareos, somnolencia, palpitaciones, debilidad o cansancio, náuseas, vómitos, pérdida del conocimiento, convulsiones, dolor de pecho son los síntomas más comunes. Puede parecer una intoxicación alimentaria, una enfermedad gastrointestinal, una jaqueca, un desorden de la presión, o sólo cansancio. Las y los niños pueden presentar irritabilidad, llanto continuo, vómitos o somnolencia.

Las exposiciones prolongadas o a altas concentraciones de monóxido de carbono pueden tener efectos graves y permanentes como: convulsiones, insuficiencia respiratoria, alteraciones cardíacas, amnesia y pérdida de la capacidad cognitiva, e incluso producir, en algunos casos, la muerte.

Con la llegada del frío, es fundamental conocer las medidas de prevención para evitar accidentes e intoxicaciones. 

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