Envejecimiento saludable y las enseñanzas de las zonas azules en Netflix

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) proyecta para 2050 que la población mayor de 80 años superará los 426 millones de personas.

Y viene a cuento con el estreno de la miniserie "Vivir 100 años: Los secretos de las zonas azules" de hace aproximadamente un mes en Netflix. 

De la mano del investigador Dan Buettner, colaborador del National Geographic, visitamos las cinco regiones del mundo donde las personas viven más de cien años. Se trata de las llamadas zonas azules, lugares que Buettner ha estudiado por años.

En 2004, Buettner se asoció con National Geographic, el National Institute on Aging y los mejores investigadores sobre la longevidad para identificar las zonas del mundo en las que la gente vivía mejor y más años. En las denominadas “zonas azules”—los investigadores descubrieron que las personas llegan a los 100 años a una tasa 10 veces mayor que en los Estados Unidos y lo hacen con tasas más bajas de enfermedades crónicas.

El término zona azul se originó con el investigador Gianni Pes, que descubrió un foco de longevidad en Cerdeña. Desde entonces, el concepto ha sido objeto de numerosos estudios, todos encaminados a entender los hábitos de vida que favorecen una existencia más larga y saludable.

A lo largo de sus distintos capítulos, Buettner viaja a Okinawa, Japón, donde los habitantes de mayor edad llevan un estilo de vida sereno, motivados por un sentido de propósito al que llaman «ikigai». Luego, visita las aldeas de las montañas de Cerdeña y Loma Linda en la soleada California, donde explora qué aspectos contribuyen para que estas comunidades sean tan longevas. Será la dieta y tradiciones de la isla griega de Icaria y la península de Nicoya en Costa Rica se pregunta en el tercer capítulo... la siguiente escala es Singapur y al regreso a Estados Unidos, comparte sus descubrimientos para averiguar si pueden replicarse zonas azules allí y en el final, la experiencia del lanzamiento de la iniciativa Blue Zones en su país. 

Cada una de esas cinco poblaciones tiene sus secretos, pero también comparten conductas sorprendentes que, según se ha demostrado, favorecen la longevidad y la salud. Las zonas azules parecen ofrecer una guía para aprender a vivir bien.

Se destacan varios factores cruciales. Uno es la importancia de la comunidad y el sentido de pertenencia. Hay evidencia que la soledad podría restar hasta 15 años a la expectativa de vida. Otro elemento es la dieta, que varía de una región a otra pero que generalmente es rica en alimentos de origen vegetal y baja en ultraprocesados, como así también el estar en movimiento, activos siempre. Se suma la meditación y/o práctica de la fe. 

El proyecto Blue Zones ^® comenzó a trabajar con comunidades en toda Norteamérica para transformarlas, haciendo que las opciones saludables sean las opciones más fáciles en los lugares donde la gente vive, trabaja, aprende y se divierte. 

En 2009, Blue Zones, LLC trabajó en Albert Lea, Minnesota. Después de solo un año, los participantes agregaron casi 2.9 años a su promedio de vida. Además del aumento en la vitalidad económica, los ahorros en gastos médicos, una menor pérdida de productividad y mejores resultados de salud en Albert Lea, el condado de Freeborn escaló 34 lugares en el ranking de salud de todos los condados de Minnesota, con resultados asombrosos según lo calificaron los expertos. 

El Proyecto de Blue Zones, se ha expandido a más de 70 comunidades en todo Norteamérica, con un impacto en más de 4.35 millones de ciudadanos. Produjo una reducción de dos dígitos en los índices de obesidad, de consumo de tabaco y del porcentaje de masa corporal, entre otras mejoras a la salud y al bienestar.

¿Será posible soñar en el futuro con algo similar en nuestro país? 

Sin dudas, que hay urgencias insatisfechas previas en nuestra sociedad en nuestro vasto territorio. Sin ir más lejos, el acceso al agua potable por caso…, pero cuánto en materia de salud pública podríamos avanzar a la luz de las experiencias de este tipo llevadas a cabo en otros países teniendo en cuenta al anciano/a que alguna vez seremos…

Un envejecimiento saludable, donde la mirada abarque no solo la salud física, sino también y por, sobre todo, la conexión emocional en comunidad, el apoyo mental y la aceptación de este nuevo ciclo vital. Un cambio en la aproximación a este ciclo, antes asociado a la enfermedad y discapacidad pero que puede posponerse y reducirse si uno adopta un estilo de vida saludable y se compromete activamente con anticipación a esta etapa.