Las emociones del estómago

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Hoy en día, el intestino es considerado como nuestro segundo cerebro. Influye en nuestro estado de ánimo y sistema inmunitario. Encontramos la explicación de esta influencia en el hecho de que, de las millones de neuronas del sistema digestivo, algunas comparten terminaciones nerviosas con el cerebro.

Las emociones, ya sean buenas o malas, repercuten en nuestro estómago debido a que el cerebro, que es el órgano que controla la mente y el sistema digestivo, entre otras muchas funciones, se encuentran íntimamente conectados.


Hay que tener en cuenta que muchas de las patologías actuales son el reflejo del estado de nuestra salud mental. El estrés es un problema de salud que atañe a casi todas las personas de hoy en día, por lo que se podría decir que es la epidemia del siglo XXI. Cada vez son más los pacientes que consultan por problemas digestivos asociados al estrés.

¿Cómo podemos mejorar la relación mente-estómago?

Un ejemplo de cómo el estómago repercute en la mente es cuando tenemos hambre. Muchas personas, cuando se sienten hambrientas, están de mal humor. Sin embargo, ocurre lo contrario cuando tenemos ansiedad, ya que solemos llenar ese vacío con comida.

Para mejorar nuestro estado emocional, tenemos varias opciones, como por ejemplo:

-Hacer terapia con un psicólogo.

-Aumentar las horas de descanso: los expertos recomiendan dormir entre 7 y 9 horas diarias.

-Evitar en lo posible situaciones que nos causen ansiedad o nerviosismo.

-Leer libros de autoayuda.

-Practicar reiki, yoga o meditación ha sido comprobado como práctica positiva para la salud mental y física.

-Acudir a sesiones de masajes relajantes.

Escuchar nuestras emociones, escuchar nuestro cuerpo y ser consientes de todo esto nos proporcionará una mejor calidad de vida. 

Fuente: Infobae

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